martes, 7 de junio de 2011

Muybridge

Eadweard Muybridge (seudónimo de Edward James Muggeridge) fue un fotógrafo e investigador nacido enKingston-on-Thames (Gran Bretaña) el 9 de abril de 1830. Cambió su nombre cuando emigró a los Estados Unidos en 1851. Murió el 8 de mayo de 1904. Sus experimentos sobre la cronofotografía sirvieron de base para el posterior descubrimiento del cinematógrafo.



El experimento «El caballo en movimiento»

Caballo en movimiento.
Caballo en movimiento.
En 1872, una polémica enfrentaba a los aficionados a los caballos de CaliforniaLeland Stanford, ex gobernador del Estado y poderoso presidente de la Central Pacific Railway, y un grupo de amigos suyos sostenían que había un instante, durante el trote largo o el galope, en que el caballo no apoyaba ningún casco en el suelo. Otro grupo, del que formaba parte James Keene, presidente de la Bolsa de Valores de San Francisco, afirmaba lo contrario.
En esa época no se conocía una manera de demostrar quién tenía razón, hasta que Leland Stanford ideó un sencillo experimento: este consistía en un método que fotografiaba al caballo en las diferentes etapas de su galope y que proporcionaría una vista completa de todo el trayecto recorrido, para lo cual Stanford encargó a Eadweard Muybridge que tratara de captar con su cámara el movimiento de su caballo de carrerasOccident. Sin mucha confianza en el resultado, Muybridge se prestó a fotografiar a Occident trotando a unos 35 km/h en el hipódromo de Sacramento. Pidió a los vecinos de la zona que le prestaran muchas sábanas de color blanco y las colgó en torno a la pista a manera de fondo, sobre el que destacara la figura del caballo. En mayo de 1872, Muybridge fotografió al caballo Occident, pero sin lograr un resultado, porque el proceso del colodión húmedo exigía varios segundos para obtener un buen resultado.
Muybridge desistió durante un tiempo de estos experimentos. Más adelante realizó un extenso viaje porAmérica Central y América del Sur, donde fotografió las construcciones de las líneas ferroviarias. Al volver, reemprendió su trabajo sobre la fotografía de acción, y en abril de 1873 logró producir mejores negativos, en los que fue posible reconocer la silueta de un caballo. Esta serie de fotografías aclaraba el misterio (le daba la razón a Stanford), pues mostraba las cuatro patas del caballo por encima del suelo, todas en el mismo instante de tiempo.
No trató de tomar las fotografías con una exposición correcta, pues sabía que la silueta era suficiente para poder definir la cuestión. Sus primeros intentos habían fallado porque el obturador manual era demasiado lento como para lograr un tiempo de exposición tan breve como precisaba. Así pues, inventó un obturador mecánico, consistente en dos pares de hojas de madera que se deslizaban verticalmente por las ranuras de un marco y dejaban al descubierto una abertura de 20 centímetros, por la que pasaba la luz. Con este sistema se lograba un tiempo de exposición record de 1/500 de segundo.
Stanford, impresionado con el resultado del experimento, que se conocería más tarde con el título El caballo en movimiento, encargó la búsqueda de un estudio fotográfico para poder captar todas las fases sucesivas del movimiento de un caballo. Los experimentos se reanudaron en el reformado rancho de Stanford durante el verano de 1878. Aunque con una exposición ligeramente insuficiente (debido a las ya mecionadas dificultades técnicas de la época), la serie resultante de fotografías mostraba claramente todos los movimientos de una yegua de carreras de Kentucky llamada Sally Gardner. Muybridge pintó los negativos para que sólo se viera la silueta de la yegua, cuyas patas adoptaban posiciones inconcebibles. El resultado fue una secuencia de 12 fotografías que se realizó aproximadamente en medio segundo.
Gracias a este experimento, Muybridge ideó una nueva técnica en la que la pista para el motivo en movimiento tenía una longitud de unos 40 metros. En paralelo a ella había una batería fija con 24 cámaras fotográficas, y en ambos extremos de la pista, colocadas en ángulos de 90º y de 60º, había otras dos baterías de cámaras. En cada instante se disparaban sincrónicamente tres cámaras, una de cada batería. Se impresionaban placas secas a una velocidad de obturación graduable que podía regularse desde varios segundos hasta la altísima velocidad de 1/6000 de segundo, según la velocidad del motivo a fotografiar.
En las primeras series los obturadores de las cámaras se disparaban por la rotura de unos hilos atravesados al paso del caballo u otro animal que se rompían al paso de este, cerrando contactos eléctricos que iban activando cada uno de los obturadores. Pero después Muybridge inventó un temporizador a base de un tambor rotatorio que giraba de acuerdo con la velocidad del motivo y que, en los instantes adecuados, enviaba impulsos eléctricos a las cámaras.


El zoopraxiscopio

Un disco de fenaquistiscopio por Eadweard Muybridge (1893).
Vista de espejo simulada del disco de arriba.
En octubre de 1878, la revista científica Scientific American publicó seis grabados hechos sobre negativos ampliados de fotografías de Muybridge, donde se veía a un caballo moviéndose al paso y al trote. La revista proponía a sus lectores que recortaran las ilustraciones y las montaran en un zootropo, un cilindro que produce la ilusión de movimiento cuando gira, si las imágenes se observan a través de una ranura lateral. El efecto que se consigue se basa en la llamada persistencia retiniana: cuando el ojo humano percibe una serie de imágenes similares y con cambios continuos que se suceden con la suficiente velocidad —diez o más imágenes por segundo—, el cerebro las interpreta como un movimiento real, y se genera la impresión de un movimiento continuo. Ahora bien, si las imágenes no estuvieran separadas unas de otras, se verían borrosas. Después de leer este artículo, Muybridge pensó que se podrían mejorar los resultados proyectando las imágenes sobre una pantalla e inventó un aparato que utilizaba la luz para proyectar imágenes secuenciales mediante el uso de un disco de cristal, invento al que bautizó con el nombre de zoopraxiscopio. En el primer proyector las imágenes se pintaron en el cristal como siluetas. Una segunda serie de discos, realizados entre 1892 y 1894, usaba dibujos perfilados impresos en los discos fotográficamente y coloreados a mano. Algunas de las imágenes animadas eran muy complejas, e incluían múltiples combinaciones de secuencias de movimientos de animales y humanos.
En 1888 mostró sus fotografías de caballos a Thomas Alva Edison y a William K. L. Dickson, inventores delfonógrafo, para sugerirles la posibilidad de combinar ambos inventos para mostrar imágenes sonoras. Aunque la idea nunca se llevó a la práctica, Edison sí empleó una serie de fotografías de caballos en su kinetoscopio, aparato precursor del proyector de cine.


Fuente: wikipedia

MARINETTI

Paradigma del fantasma italiano, especialista en armar ruido con dos nueces, los méritos de Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), "editor, poeta e ideólogo", en apariencia se reducen a haber encabezado el primero de los movimientos de vanguardia del siglo XX, el futurismo, pergeñando su famosa serie de "manifiestos" elevados a la categoría de arte por y desde sí mismos:
"Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.
"Queremos glorificar la guerra -única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas para las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
"¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del Imposible? El Tiempo y el Espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo absoluto porque ya hemos creado la eterna velocidad omnipresente"
Que Marinetti comprendió como nadie parte del espíritu de su época es algo sobre lo que caben pocas dudas. Su primer manifiesto apareció en Le Figaro en 1909; faltaban pues algunos años para que Dos Passos escribiese "Manhattan Transfer" y Alfred Döblin "Berlín Alexanderplatz", dos de las grandes obras maestras de la época, con sus imágenes fragmentadas como en distorsión de velocidad, sus cuadros de fábricas y vehículos vomitando multitudes, los ríos de conciencia en forma de monólogos interiores y el estrépito del pasado reciente quebrándose sin remedio. Pero Freud había publicado "La interpretación de los sueños" una década antes, los más importantes trabajos de Planck y Einstein estaban a la vuelta de la esquina y la mente del joven Wittgenstein ya fraguaba la composición del que sería el clavo definitivo en el ataúd de la filosofía y por ende del lenguaje mismo, su Tractatus Logico-Philosophicus.
Huelga decirlo hoy, se trataba de obras que iban a minar para siempre la idea del mundo que se había tenido hasta entonces. La gran crisis del lenguaje que serviría de caldo de cultivo para todo tipo de ismos llevaba algún tiempo desarrollándose en Viena, culturalmente la capital de Europa, "la ciudad del fin del mundo", como la llamaban sus habitantes; afectando primero a filósofos y poetas, era de esperar que esos procesos fuesen asimilados con más lentitud por la narrativa y en eso andaban novelistas como James Joyce o Döblin cuando Marinetti, vía París, apareció como un nuevo Moisés, portando las Tablas de la Ley bajo un cielo cargado de relámpagos:
"Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia"
Espiritualmente, a Marinetti tampoco le faltaban ni le faltarían dopplegangers en otros países de su entorno, "dobles" junto a los que se hubiera sentido más a gusto dado que gran parte de los mencionados eran, de hecho, judíos. Su carácter iconoclasta y cierta violencia sanguínea sin contener remiten al borracho Alfred Jarry, fallecido poco antes, que con sus obras surrealistas sobre Ubú había animado el panorama teatral francés. También Apollinaire había sido publicado por entonces; André Breton por su parte, como una especie de Malcolm McLaren de entreguerras, se daba prisa por copiar este frenesí auto-publicitario como modelo para perfeccionar el arte de vivir del cuento y, sobre todo, lo que era algo más que palabras o expresiones de deseos, las artes plásticas se habían lanzado a confirmar esta visión del nuevo orden mundial. Había efectivamente toda una realidad en ciernes que reflejar y su exigencia era que ésto se hiciese ya y, ante todo, de forma diferente a como se había hecho hasta entonces.
El "Segundo Manifiesto Futurista" de 1912 propugnaba la destrucción del adjetivo, la abolición de la puntuación, la entrega sin condiciones a un dinamismo donde el "yo" no tenía lugar. De lo que se trataba era de acabar con la estructura entera de la sintaxis. Con la perspectiva del tiempo -estos días se cumplen cien años del inicio de su revolución- no es sin embargo a la imagen de una mente ni a una estructura de pensamiento -ni aun a una estructura destruida de pensamiento- a lo que remite Marinetti, sino que más bien sugiere la expresividad orgánica de un intestino de brillantes colores, los colores del hastío y de la enfermedad, de los alimentos que se pudren y de las explosiones de bacterias, y su agresiva regeneración en aras de la supervivencia del individuo, de su envanecimiento, de su aspiración por "tecnificar el universo entero".
El hijo aristócrata de uno de los hombres más ricos de Italia, en este "Segundo Manifiesto" compuesto bajo el dictado del sonido de la hélice de su avión sobrevolando Milán, volvía a cantar "a las grandes masas agitadas por el trabajo, el placer o la revuelta; a las locomotoras de pecho amplio, que patalean sobre los rieles; a las fábricas suspendidas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos". Antítesis del decadentismo estético de finales del siglo XIX, la "fétida gangrena" de un Huysmans por ejemplo, el futurismo literario de Marinetti no dejaba de ser una extensión natural de él. Y con su cabeza visible, un empresario-publicista-político-poeta, empezaría a cumplirse la profecía de Lautréamont en Los Cantos de Maldoror:
"En el el futuro, la poesía pertenecerá a todos".
Lo cierto es que el muy dinámico Marinetti, entusiasta de Mussolini hasta los postreros días de la República de Saló, no se caracterizaría por la insatisfacción propia de las vanguardias -sí por su apetito de destrucción- sino que más bien demostraría tener el perfil dominante de los que han sido deslumbrados por alguna verdad absoluta; no es de extrañar que muy pronto derivase en la política italiana aunque, entretanto, creó y dirigió con mano de hierro la revista Poesía, escribiendo asimismo breves obras teatrales como "Muñecas Eléctricas" (1909), famosa por incorporar robots a escena (lo que desde el siglo XVIII se llamaban "autómatas": nada que Poe y Hoffmann no hubiesen tratado antes), más manifiestos en forma de soflamas incendiarias, poesías absurdas de notable fuerza expresiva e incluso una novela, "Mafarka el Futurista" (1910), con la que sintetizó el nuevo vitalismo y reflejó a la italiana la mística alemana del Superhombre, convirtiéndose de ese modo en el poeta oficial del régimen faszio. Éste se lo recompensaría con generosidad.

domingo, 5 de junio de 2011

Arte futurista y fascismo en el Muvim

El Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (Muvim) desentraña desde ayer las peligrosas relaciones que mantuvo en Italia el futurismo, el movimiento creativo de vanguardia que surgió en Europa a principios del siglo XX, con la propaganda fascista. EnEl espíritu futurista en la publicidad italiana 1920-1950, el museo hace un recorrido por una espectacular corriente artística que con frecuencia se identifica con la propaganda totalitaria del dictador Benito Mussolini. Y lo hace a través de la inmensa colección privada de Massimo y Sonia Cirulli, que incluye 32.000 piezas de arte, 40.000 fotografías y 20.000 carteles.

El comisario de la exposición, Luigi Cavadini, quiso dejar claro que el movimiento futurista, impulsado por el poeta y escritor Filippo Tommaso Marinetti a partir de 1909 no solo para revolucionar el arte sino para impulsar una renovación en la sociedad, surgió 12 o 13 años antes que el fascismo, que se originó en 1922. "El futurismo se cruza con el fascismo; en un momento acompaña al fascismo", explicó, aunque aseguró que "Marinetti se desenganchó cuando se dio cuenta de que el fascismo quería imponer sus consignas en el arte y la literatura".
La exposición incluye 81 piezas de una corriente que arrancó en la pintura pero se expandió a la escultura, la arquitectura y llegó a la publicidad. Allí destacan coloristas carteles publicitarios de marcas aún vigentes como Martini, Fiat, Buitoni o Campari. Y también hay muestras de la publicidad fascista, como el cartel que destaca la victoria de Mussolini en 1934 con el 99,84% de los sufragios.
Por otra parte, el diputado de Cultura de la Diputación de Valencia, Salvador Enguix, confirmó ayer que no convocará un concurso público para seleccionar al futuro director del museo, descabezado tras la dimisión, el 8 de marzo, de Romà de la Calle por oponerse a la censura en el Muvim de varias fotografías de la muestra de fotoperiodismoFragments d'un any, que incluía imágenes que ilustraban el caso Gürtel.
Enguix explicó que el nombre del nuevo responsable se dirá la semana próxima, y dejó todo en el aire: "Puede ser funcionario, puede ser de la casa y puede ser funcionario de fuera de la casa o no funcionario".

Giacomo Balla, "Dinamismo en un perro de paseo"

"Dinamismo en un perro de paseo" (Dinamismo di un cane al guinzaglio) y su autor es Giacomo Balla (Turín 1874- Roma 1958)
Balla plasma los movimientos rápiso que podemos ver muy bien en las patitas del "peludo" y también en el movimiento de su rabito ; en la correa al agitarse, que le añade a todo el cuadro más movimiento. ¿Dónde irían con tanta prisa dueño y mascota?
Giacomo Balla es uno de los máximos representantes del Futurismo (1909-Primera Guerra Mundial), que se caracteriza por el deseo de captar el movimiento, el difuminado de los contornos, formas curvas y dinámicas...

El futurismo (II)

El Futurismo (II)

Siguiendo con el tema que dejamos ayer en su primera parte, el futurismo, como quedó claro, fue una tendencia intelectual que proclamaba el desinterés e incluso desafección por lo pasado a favor de una inmediatez en el presente, tan fugaz como el amor por la rapidez y el vértigo que los futuristas tanto profesaban. Es por esto que dentro de algunos de sus proyectos se barajase la posibilidad de destruir la ciudad de Venecia para crear un puerto militar, arrasando todas las obras de arte existentes y refundándola con edificios del nuevo estilo arquitectónico. No solamente en Venecia. Otras ciudades fueron observadas de la misma forma por los ojos futuristas y sus principales representantes.

El Futurismo y el Fascismo.
Uno de los aspectos más controvertidos del futurismo consistió en sus devaneos con el fascismo de Benito Mussolini. Ciertamente, los presupuestos fundacionales que Marinetti presentó en su "Manifiesto futurista" coincidían claramente con los del fascismo. De hecho, el futurismo contempló la posibilidad de crear un nuevo partido político en Italia hasta que Marinetti conoció a Benito Mussolini en 1915. ¿Pero cuáles aspectos hicieron posible este acercamiento entre ideología y pensamiento?

a) Odio a la burguesía: el mundo actual, acomodado y acomodaticio, la concepción del mundo como un lugar donde el progreso y el desarrollo han quedado congelados por la consecución de los ideales burgueses, choca de frente con los ideales revolucionarios del futurismo, de la misma manera que la exaltación de los valores de acción y revolución del Fascismo frente a la decadente sociedad burguesa capitalista.

b) Odio al Parlamentarismo: las cámaras de representación no son más que formas derivadas del modo de vida burgués en cuanto a política se refiere. Lo importante, que hace coincidentes al fascismo y al futurismo, es la figura de un personaje que lleve a la sociedad hacia adelante.

c) Totalitarismo: el control total de la sociedad en todos los niveles (político, social, cultural y económico) que el fascismo predicará por medio de Benito Mussolini concordaba exactamente con la visión del futurismo, en el sentido de la insignificancia del individuo frente al Estado. Ejemplo de ello serían los proyectos urbanos ideados por Antonio Sant'elia, que se basaban en grandes edificaciones anónimas que harían desaparecer el paisaje y que harían a los individuos como meros elementos decorativos sin ningún tipo de paisaje.

Las relaciones de Mussolini y Marinetti fueron intensas. De hecho, el creador del futurismo integrará las listas del PNF (Partido Nacional Fascista), tomará parte en reuniones, conferencias y manifestaciones de éste, mientras que Benito Mussolini apoyaría al artista hasta el segundo congreso del PNF. A partir de ahí, la separación entre ambos fue evidente cuando el futuro Duce comenzó a percibir a los futuristas como una pandilla de autores peligrosos que podían hacer peligrar el estado moral del futuro Estado Fascista.

La Pintura Futurista.
Umberto Boccioni (1882-1916) se caracterizó por tomar del arte cubista algunos principios como la fragmentación de la realidad existente, arrancándolo de cualquier forma de contextualización espacio temporal y centrándose exclusivamente en las formas. Sin embargo, añadió lo que podríamos considerar principios propiamente futuristas: dinamismo (de esto proceden sus obras "Dinamismo de un jugador de fútbol" o "Dinamismo de un ciclista") e interés por el movimiento. De esta forma, se pueden apreciar en sus obras elementos pictóricos que por su distribución, contribuyen a la sensación de movimiento. Esto también podríamos comprobarlo en su obra "Elasticidad".

Giacomo Balla (1874-1958) tomará una vertiente más impresionista en su trabajo, destacando por un puntillismo que de nuevo, persigue la sensación de movimiento. Así aparecen obras como "Paseo del perro", "El Vuelo de la Golondrina" o "La niña en el balcón".

La Arquitectura futurista.
Esta disciplina artística fue la gran asignatura pendiente del movimiento futurista, y desde un principio, Marinetti se esforzó por buscar arquitectos procedentes de las nuevas escuelas de diseño que lograsen aplicar los principios del futurismo a las construcciones. Especialmente, el urbanismo fue el tema estrella que fue revisado por diferentes arquitectos técnicos.

Destacan aquí Antonio Sant'Elia (1888-1916) y Mario Chiattone (1891-1957). En el caso del primero, percibía la ciudad como un organismo que evolucionaba en función de las generaciones que la habitaban, de sus gustos y necesidades. Ese desarrollo entroncaba a la perfección con la idea futurista del desarrollo tecnológico aplicado a la vida cotidiana, como triunfo de los tiempos modernos. Podríamos también decir que Sant'Elia concebía la ciudad como nosotros hoy día pensamos que debería ser la ciudad del futuro: pasarelas volantes metálicas que comunicarían los edificios entre sí a diferentes alturas, niveles y niveles de subsuelo desde cuyas profundidades arrancarían las estructuras de altos rascacielos de hormigón y acero... En resumidas cuentas, en la película "Metrópolis" encontraríamos un buen ejemplo del modelo de ciudad futurista. Mario Chiattone, por su parte, apuntala las ideas de Sant'Elia, ahondando en los aspectos apocalípticos de estas ciudades futuristas que eran eminentemente, deshumanizadoras.

Escultura Futurista. 
En este caso, es curioso ver la unión entre la plástica pictórica y escultórica que se esbozó en el futurismo. Boccioni y Balla aplicarán sobre los materiales de escultura la intención de que partiendo de un núcleo, dispersar las formas hacia el espacio, rompiendo las líneas envuelven la escultura recreando la sensación de movimiento en el espacio. En este sentido, citemos la obra de Boccioni "Formas Únicas de Continuidad en el Espacio".


Fuente: http://docentedehistoria.blogspot.com/2010_05_01_archive.html

manififesto futurista de Marinetti 19090

El 20 de febrero de 1909 Filippo Tommaso Marinetti, un joven poeta arrogante e impetuoso, publicaba su incendiario manifiesto. Había nacido el futurismo.

 
1.       Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.
2.      El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3.      La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.
4.      Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo… un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la Victoria de Samotracia.
5.      Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la tierra, lanzada también ella a la carrera, sobre el circuito de su órbita.
6.      Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, boato y liberalidad, para aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.
7.      No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre.
8.      ¡Nos encontramos sobre el promontorio más elevado de los siglos!… ¿Porqué deberíamos cuidarnos las espaldas, si queremos derribar las misteriosas puertas de lo imposible? El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Nosotros vivimos ya en el absoluto, porque hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9.      Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
10.  Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria.
11.   Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno de las minas y de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean; a las fábricas suspendidas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; a los puentes semejantes a gimnastas gigantes que husmean el horizonte, y a las locomotoras de pecho amplio, que patalean sobre los rieles, como enormes caballos de acero embridados con tubos, y al vuelo resbaloso de los aeroplanos, cuya hélice flamea al viento como una bandera y parece aplaudir sobre una masa entusiasta. Es desde Italia que lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia arrolladora e incendiaria con el cual fundamos hoy el FUTURISMO porque queremos liberar a este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios. Ya por demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de ropavejeros. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren por completo de cementerios.

martes, 31 de mayo de 2011

Información del panel

Fusil
Este fusil consistía en registrar en una placa única las diferentes fases del movimiento. Para conseguir esto ideó un sistema que suponía fotografiar con una misma placa por separado, las distintas fases del movimiento sobre un fondo completamente negro. Este dispositivo para capturar imágenes obtenía con el disparo de su gatillo series de doce fotografías sucesivas con exposición de 1/720 de segundo, sobre un soporte circular que giraba como el tambor de un revólver, ante el cañón-objetivo.

Étienne Jules Marey  
Nació en Beaune, Francia un 5 de marzo de 1830 y murió en  París, Francia un 21 de mayo de 1904. Fue  médico, fotógrafo e investigador francés, la influencia de Muybridge y las personas próximas a Marey, incluyendo a Alphonse Penaud, llevaron al fisiólogo a estudiar la fotografía para el estudio del movimiento, por las que más tarde destacó.

La mano del violinista
El autor es Giacomo Balla el cual pintó este cuadro en el año 1912. Esta obra se encuentra en el Tate Gallery de Londres.
Los colores utilizados son los amarillos, ocres y marrones, con pequeños trazos de turquesa, azul, naranja, violeta y rosa. El tema es una mano en movimiento tocando un violín. El lienzo utilizado por el autor tiene forma trapezoidal lo que permite que al espectador le dé la sensación de que el violín se va a salir del cuadro.

Giacomo Balla 
Nació en Turín un 18 de julio de 1874 y murió en Roma un 1 de marzo de 1958. Fue pintor y escultor italiano, uno de los fundadores del movimiento futurista.

Historia del cine
Precedentes del cine
El nacimiento de la fotografía se sitúa en 1839, cuando Joseph N. Niepce obtuvo, tras una larga exposición, obtener una sombra. En apenas unos años, este nuevo procedimiento enfrentó a pintores y fotógrafos, entendiendo los primeros que la fotografía iba a acabar con su trabajo.
La fotografía hacia finales del siglo XIX se socializó de tal manera que muchos ciudadanos en todo el mundo podía disponer de una cámara. Y la fotografía fue el soporte que animó a otros inventores en pensar en cómo se podía obtener una imagen en movimiento.
Desde finales del siglo XVIII ya se proyectan imágenes fijas que se intentan animar mediante procedimientos como el Praxinoscopio (Emile Reynaud en 1880).
Estas ilusiones ópticas dieron paso a otras generadas por sistemas mecánicos como el fusil  fotográfico que aplicó Etienne Jules Marey en 1882. Estas y otras muchas investigaciones buscaron el otorgar movilidad a la imagen fotográfica.
Ayudó a alcanzar este objetivo la comercialización del rollo de película (celuloide) que desarrolló plenamente, George W. Eastman en 1889.
El Cinematógrafo —el Cine- llegó a ser una realidad cuando en octubre de 1896 llega el cinematógrafo de los hermanos Lumière.
Entonces todos los procedimientos y sistemas de captación y fijación de imágenes permitieron alcanzar la mayoría de edad necesaria para ser presentado al público como un nuevo espectáculo.

1990
Balla conoce a Marey
Cuando Balla se traslada con su madre a Roma. Allí comienza su carrera de artista, dibujando y pintando ilustraciones, caricaturas y retratos.
 En 1900, pasa siete meses en París, donde estudia las técnicas del Impresionismo y el Postimpresionismo, y conoce las investigaciones fotográficas de Etienne-Jules Marey y le gustan.

Futurismo
movimiento artístico de comienzos del siglo XX que rechazó la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento.
El poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti recopiló y publicó en el periódico parisiense Le Figaro el 20 de Febrero los principios del futurismo en el manifiesto de 1909. Al año siguiente los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto del futurismo.
El futurismo fue llamado así por su intención de romper absolutamente con el arte del pasado, especialmente en Italia, donde la tradición artística lo impregnaba todo.
El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento. El efecto de la dinámica se transmitía en vibrantes composiciones de color que debían producir un paralelismo multisensorial de espacio, tiempo y sonido.

Analogia i contradicción
Analogia
Salta a la vista la semejanza entre el cuadro de Giacomo Balla guarda cierto parecido con las fotografías que salen del fusil fotográfico de Marey, así como todo los cuadros de los pintores del futurismo y influenciados por esa época.

Contradiccion
Es curioso que aun teniendo en cuenta la rivalizacion que provoca la invención de la fotografía (y por lo tanto, el fusil) entre  pintores y fotógrafos, ya que la invención de ésta acabaría con el trabajo de los pintores, en estas dos obras se demuestra que también se puede aprender de la fotografía en el ámbito de la pintura, lo que quiere decir que la fotografía no es solamente negativa, sinó que también ha aportado muchas cosas a la pintura y ha favorecido que esta evolucione.

Conclusión
La relación que se establece entre las dos imágenes és una relación subordinada ya que la existencia de una depende de la otra, es decir, que están en diferentes peldaños. El fusil fotográfico fue lo que inspiró a Balla a pintar La mano del violinista, así que sin el fusil, no habría cuadro.